En su estrecho trazado se han conservado edificios tan dispares como el conservatorio profesional, la fábrica de Mahou, luego convertida en Museo ABC, y las fachadas posteriores o laterales de complejos históricos como el convento de las Comendadoras o la antigua Universidad de Madrid.
[1] Los cronistas de la villa madrileña coinciden en que la calle Amaniel es el último rastro nominal por el que se conocía la extensa zona boscosa y reserva de caza para la realeza.
El proyecto original construido entre 1892 y 1894, llegaría a ser mejorado y ampliado en siete ocasiones, entre 1899 y 1930, hasta que la industria cervecera se trasladó al paseo Imperial, junto al río Manzanares.
[8] De la tradición cervecera de esta calle aún permanecía activo en su número 25 a comienzos del siglo xxi El Cangrejero, pequeña y castiza cervecería fundada como marisquería en 1932.
[9] En 2018, durante el mandato de Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid, se efectuó una remodelación integral de la calle, reduciendo el espacio dedicado al coche y ampliando el del peatón; a su vez, se instalaron bancos, dos fuentes de agua y se renovó el alumbrado público bajo criterios de eficiencia energética.