Gobernó la Iglesia durante los reinados de los emperadores romanos Heliogábalo y Alejandro Severo.
[4] Sin embargo, Calixto huyó, pero fue capturado en Portus, en las afueras de Roma, cuando intentaba arrojarse por la borda del puerto.
[4] Al parecer, esos fondos los destinó para ayudar a mujeres viudas y huérfanos cristianos.
[3] Tras su liberación, el papa Víctor I lo destinó a Antium otorgándole una pensión, puesto que su salud se debilitó estando en Cerdeña.
[2] Allí vivió hasta su traslado a Roma, reclamado por el papa Ceferino, quien, haciéndolo su secretario personal, le nombró diácono y administrador del cementerio cristiano en la Vía Apia,[2][4] convirtiéndose probablemente en el primer territorio de la iglesia de Roma.
En 790, el Papa Adriano I hizo trasladar sus reliquias a la Basílica de Santa María en Trastevere.
Su tumba en la Vía Aurelia, descubierta en 1960 y aparentemente construida bajo el pontificado de Julio I, contiene referencias a su martirio, el cual consistió en ser bastoneado hasta la muerte, para luego ser arrojado su cadáver a un pozo donde hoy se alza la basílica de Santa María en Trastévere, iglesia fundada por el mismo Calixto.