Califato fatimí

Los campesinos bereberes, que habían sido oprimidos durante décadas por el corrupto gobierno aglabí, mostraron ser una base perfecta para la sedición.[4]​ Al-Chií alzó la Pequeña Cabilia contra los aglabíes a los pocos años de comenzar su prédica.[4]​[7]​[3]​ Las antiguas fortalezas bizantinas de Tobna, Belezna, Bagay y Tebessa, que debían haber protegido la Ifriqiya del avance fatimí, no pudieron impedir la conquista.[10]​ En esta última infligió la primera derrota a las fuerzas egipcias abasíes que acudieron para socorrer la plaza en marzo.[9]​ La segunda tentativa de conquista se emprendió en mayo del 919, con varios grupos bereberes y beduinos; en julio-agosto, la vanguardia fatimí alcanzó Alejandría, que había sido abandonada por su guarnición.[27]​ En mayo-junio del 928, una flota fatimí saqueó Tarento, aunque no pudo conservarlo a causa de una epidemia que se extendió entre las fuerzas invasoras.[28]​ La contienda entre el califa y Abu Yazid se desarrolló en tierra, ya que este carecía de barcos, pero los fatimíes sí que utilizaron su armada, principalmente para abastecer la capital desde Sicilia y Trípoli cuando los rebeldes la cercaron, aunque también para hostigar los puertos dominados por Abu Yazid.[33]​ Al tiempo que los fatimíes se hallaban enfrascados en aplastar el peligroso alzamiento de Abu Yazid, los bizantinos aprovecharon sus aprietos para fomentar otra rebelión en Sicilia.[31]​ El cabecilla fue apresado por las fuerzas fatimíes en marzo del 947 y falleció pocos meses después.[36]​ En el 950-951, los fatimíes realizaron una nueva incursión contra Reggio, quizá en represalia por las maquinaciones bizantinas en Sicilia de los años anteriores.[34]​[38]​[39]​ Los omeyas reaccionaron enviando una gran flota contra el puerto de La Calle y a Susa.[43]​ Los navíos bizantinos fueron incendiados por buceadores y al año siguiente las tropas terrestres fueron vencidas por los fatimíes; esto impelió a los bizantinos a solicitar una nueva paz en el 966-967, que el califa concedió para poder concentrarse en la conquista de Egipto.En su expansión hacia el oeste, los fatimíes amenazaban las rutas comerciales que desde el centro del Sáhara traían oro y esclavos a al-Ándalus, una de las razones —además de la diferencia religiosa— que les hizo enfrentarse[53]​ a los omeyas andalusíes.[55]​ En el 955, la flota fatimí asaltó a la omeya en Almería y le infligió graves daños.Una vez fundado El Cairo, el interés político de los fatimíes se trasladó al Oriente Próximo, donde fueron la potencia musulmana dominante hasta la llegada a la región de los turcos selyúcidas un siglo más tarde.[58]​ Con la conquista del 969, comenzó el largo gobierno fatimí de Egipto, que duró doscientos dos años.[58]​ Bajo los fatimíes, Egipto se convirtió en el centro de un imperio que incluía en su apogeo el norte de África, Sicilia, Palestina, Jordania, Líbano, Siria, la costa africana del mar Rojo, Tihamah, Heyaz y Yemen.[59]​ Los bizantinos a su vez invadieron la región en el 975 y les arrebataron temporalmente Beirut, aunque no pudieron hacer lo mismo con Trípoli.[5]​ Combatían principalmente como arqueros y jinetes, a diferencia de los bereberes que habían compuesto hasta entonces parte del ejército.[72]​ Esa misma década, el Gobierno había tenido que repeler las incursiones beduinas en Behera (1052-1053) y el país había sufrido varios años de hambrunas (1052-1055) a causa de las exiguas crecidas del Nilo.[75]​ En Alejandría lo lograron, pero no así en el Alto Egipto, donde las fuerzas negras resistieron las acometidas.[78]​ Las tropas negras, que habían pactado con Al-Jamali, participaron en el desbaratamiento de la invasión selyúcida.[79]​ Aunque el ejército en general resultaba victorioso en el campo de batalla, sus divisiones internas en torno a la cultura de sus componentes comenzaron a tener efectos negativos en la política interna fatimí.En 1072, el califa fatimí Al-Mustánsir, en un intento desesperado por salvar a Egipto, convocó al general Badr al-Jamali, que era en ese momento gobernador de Acre.La mezquita se completó en 478 H / 1085 d. C. bajo el patrocinio del entonces califa e imán Ma'ad al-Mustánsir.La tolerancia se extendía hasta los no musulmanes, como los cristianos y judíos que ocupaban los niveles más encumbrados del gobierno únicamente gracias a su capacidad.Los fatimíes reservaron púlpitos separados para distintas sectas islámicas, donde los estudiosos expresaban sus ideas en cualquier manera que les gustaba.[84]​ Su pérdida de preeminencia comenzó con la conquista del Levante en el 968, en la que quedó patente sus limitaciones.Los fatimíes pusieron todo su poder militar hacia la defensa del imperio cada vez que estaba amenazado por peligros y amenazas, que fueron capaces de repeler, especialmente durante el gobierno de Al-Muizz li-Din Illah.En 967 hizo las paces con los musulmanes de Kairuán y se volvió contra el enemigo común de ambos, el Emperador del Sacro Imperio Romano Otón I, que había atacado las posesiones bizantinas en Italia; pero tras algunos éxitos iniciales, sus generales resultaron derrotados y recluidos a la costa meridional.
Mezquita de al-Hâkim en El Cairo . Comenzada bajo el reino de al-Azîz Billâh , se terminó en 1013, bajo el reinado de su hijo al-Hâkim , cuyo nombre lleva.
Árbol genealógico de los califas fatimíes (en amarillo). También se muestra su supuesto parentesco con los siete imanes ismailíes (en gris) y con el profeta Mahoma (en mayúsculas).
Extensión del califato fatimí en el 1025, durante su periodo egipcio.