En su largo reinado como califa, Al-Hákim amplió el gobierno fatimí al emirato de Alepo.
Una rivalidad entre dos facciones opuestas, los turcos y el grupo bereber dentro del ejército fatimí.
Hizo que los cristianos usaran las cruces de madera alrededor del cuello.
Ordenó a los judíos que llevaran un becerro de madera que colgaba alrededor del cuello, para recordarles el pecado del becerro de oro.
El burro fue encontrado después cerca de un pozo cubierto con sangre.
El conflicto comenzó cuando su hermana le pidió que parara con su política, porque eso ponía en riesgo la continuidad de la dinastía.
[3] A Al-Hákim le sucedió su joven hijo Ali az-Zahir, bajo la regencia de su tía Sitt al-Mulk.