En octubre de 1888, Gauguin fue a Arlés, en Provenza, para reunirse con Vincent van Gogh.
Van Gogh mostró Arlés a Gauguin, pero este estaba sobre todo interesado por las arlesianas.
Frederic Mistral las alababa en su poesía como prototipo de belleza provenzal, y Alphonse Daudet había escrito la obra L' Arlésienne sobre una mujer fatal y que tuvo gran éxito, en 1888, adaptada al teatro con música de Georges Bizet.
Van Gogh deseaba retratar una arlesiana pero no encontraba modelos que quisieran posar para él.
A diferencia de van Gogh, que prefería pintar sobre el terreno observando la escena, Gauguin preparaba sus cuadros en el estudio con una composición cuidadosa integrando diferentes elementos a partir de bocetos, memoria e imaginación.
Los dos retratos que los dos pintores hicieron ante la modelo son muy diferentes y apenas se pueden reconocer.
Este pinta una arlesiana idealizada, una señora con un toque de elegancia, expresión soñadora y acompañada de unos objetos sobre la mesa que sugieren una posición social y cultural.
Su expresión tiene una cierta picardía, con una mirada de reojo y una sonrisa enigmática que podría ser cínica o despreciativa.
Van Gogh lo comenta a Émile Bernard: «Gauguin tiene en marcha en este momento una tela del mismo café de noche que también he pintado, pero con figuras que se ven en los burdeles».
[7] La composición tiene un gran parecido con la Escena de cabaret del amigo común Émile Bernard y que había hecho sólo el año anterior (1887).
En el primer plano Julie la Rousse mira de reojo la escena del burdel con varios personajes en torno a mesas blancas, entre ellos un soldado zuavo.
[10] La convivencia entre Gauguin y Van Gogh terminó de forma repentina después de un incidente poco claro que llevó a van Gogh al hospital con la oreja cortada.
Gauguin volvió a París y dejó en Arlés su dibujo de Madame Ginoux.
[12] El cuadro del café de noche de Gauguin fue adquirido por el ruso Ivan Mozorov, en 1908, que lo compró al marchante Ambroise Vollard por 8.000 francos (unos 28.800 euros).