Es tradicionalmente un café y restaurante de artistas e intelectuales.
Tres años más tarde, la instalación de la reciente Comédie Française en la misma calle atrajo a la clientela del mundo del espectáculo.
Autores como Voltaire o Rousseau eran habituales contertulios, en lo que fue el primer café literario.
Diderot concibió entre sus paredes —según dice la «leyenda del Café»— su Encyclopédie y Benjamin Franklin, la Constitución de los Estados Unidos.
El Club de los Cordeliers, que aquí se reunió, con Danton y Marat como figuras principales, constituyó también un foco revolucionario.