Durante la Revolución Francesa fue criticada, pero fue usada tanto por los líderes revolucionarios como por Napoleón Bonaparte.[2] La censura postal se hizo común durante la Primera Guerra Mundial.Durante el período de entreguerras se mantuvo esta censura, pero no a una escala tan masiva.[4] Se ha criticado esta práctica (incluyendo argumentos que aumentan los gastos de funcionamiento del servicio postal y, por tanto, tiene un impacto en las tasas postales);[5] sin embargo, esta crítica puede ser matizada por el hecho de que la ley prohíbe a los agentes buscar contrabando al leer correo que incidentalmente lo contengan en un paquete o sobre.Tampoco está permitido dejar que otras personas lean la correspondencia.