En época púnico-turdetana se la conoce con el nombre de Cumbaria, que aparece acuñado en las monedas que emite esta ciudad, en total dos series entre el siglo II y el siglo I a. C..
[1] El general cartaginés Aníbal ordena construir numerosas torres que se mantienen durante toda la colonización romana, siendo heredadas por los árabes, que cambian su nombre por el de Atalayas de Montúfar.
[2] En el siglo XVII fue vendida al conde de Cañete quien derribó parte del castillo para construir su palacio.
Algunas canteras cercanas de yeso y piedra permiten la explotación minera.
Además, su situación estratégica entre Sevilla y Jerez ha desatado algunas polémicas con relación a una circunvalación proyectada, construidan que elimina, en cierta medida, el paso obligatorio del tráfico por la mediana del principal núcleo de población.