Ésta no era su posición original y debió quedar allí olvidado por los saqueadores al abandonar la tumba.
La copa toma la forma de un loto blanco en plena floración, identificado por sus pétalos redondeados.
El loto es importante en la mitología egipcia por su vinculación al nacimiento del dios sol, que surgió de un loto, después de que este hubiera emergido sobre las aguas del Nun, el gran océano primordial.
Por tanto, el nombre del rey en el centro de la flor blanca abierta simbolizaba su renacimiento.
Esta iconografía se ve más literalmente en la Cabeza de Nefertum, que representa a Tutankamón emergiendo del loto primigenio como el dios sol recién nacido.