En una entrevista en el semanario Die Zeit contó que, aunque crítico con la tecnología, esta le interesa especialmente, y que cuando era niño jugaba siempre con radios y aparatos eléctricos, pero al final se decantó por estudiar metalurgia en la Universidad de Corea.
Llegó a Alemania con 22 años sin saber alemán ni haber leído casi nada de filosofía.
[7] Hasta hace poco, Han se negaba a dar entrevistas de radio y televisión y raramente divulga en público sus detalles biográficos o personales, incluyendo su fecha de nacimiento.
Son lo que tienen en común las esculturas de Jeff Koons, los teléfonos inteligentes y la depilación.
Estas cualidades ponen en evidencia el actual «exceso de positividad» del que habla Han en otros ensayos, pero que aquí enfoca y desarrolla en el campo del arte y de la estética.
La proliferación de lo igual es lo que, haciéndose pasar por crecimiento, constituye hoy esas alteraciones patológicas del cuerpo social.
En tanto su atractivo radica precisamente en la variación funcional e ingeniosa, son mucho más que meras falsificaciones baratas.
Tan amena como productiva, esta obra nos plantea una original reflexión sobre si todavía se puede mantener la dicotomía entre pasión y entretenimiento.
[15] En esta obra, Byung-Chul Han utiliza el concepto teórico de hiperculturalidad para distinguirlo de conceptos normativos y mal empleados en el debate actual como multiculturalidad y transculturalidad.
¿Vivimos finalmente en una cultura que nos da la libertad de dispersarnos como alegres «turistas» por todo el mundo?
La especialidad ni del todo abierta ni del todo cerrada del templo budista, que niega el efecto de interioridad de la arquitectura religiosa cristiana; la cocina oriental que carece del peso de un plato principal y tiene como ingrediente principal el arroz, vacío por su falta de color y su sabor desabrido; el acontecimiento sin sujeto que caracteriza los usos de algunas lenguas como el coreano y el chino antiguo; la reverencia del saludo japonés, que evita el contacto directo con la mirada de un "yo", son todos elementos que trazan el perfil de una misteriosa cultura del vacío, muchas veces incomprensible desde Occidente, que se sustrae a las determinaciones del pensamiento esencialista.
En Topología de la violencia (título original: Topologie der Gewalt) el autor continúa su análisis alarmante de una sociedad al borde del colapso que comenzó con La sociedad del cansancio.
A través de Sigmund Freud, Walter Benjamin, Carl Schmitt, Richard Sennett, René Girard, Giorgio Agamben, Deleuze/Guattari, Michel Foucault, Michel Serres, Pierre Bourdieu y Martin Heidegger, Han adopta su propio concepto de la violencia, que define funcionando en la individualidad libre.
En un artículo sobre este autor del diario El País se recogen algunas de sus afirmaciones:
El tiempo huye debido a que nada concluye, todo es efímero y fugaz.
[24] En esta obra, Byung analiza la forma en la que la revolución digital, internet y las redes sociales han transformado la esencia misma de la sociedad.
La hipercomunicación digital destruye el silencio y únicamente percibe ruido carente de coherencia, aturdidor.
Ir más allá de sí —y este es el modo en que marcha del poder— es al mismo tiempo ir consigo.
Freud, inicialmente, introdujo la noción de «pulsión de muerte» con vacilación, pero luego admitió que «no podía pensar más allá» a medida que la idea se volvía cada vez más central en su pensamiento.
En 2014 Byung manifestó en su libro Psicopolítica al respecto del dataísmo: Han es hoy considerado una estrella en el campo de la filosofía[29] y sucesor aventajado de pensadores como Roland Barthes, Giorgio Agamben y Peter Sloterdijk.
(2015) Documental rodado por la artista visual Isabella Gresser, que acompañó al filósofo durante sus visitas en Seúl entre 2012 y 2014.
Un tema central del documental es el del caminante, y la parte de Berlín está conectada con la película El cielo sobre Berlín (Der Himmel über Berlin), escrita por Wim Wenders y Peter Handke, en que Byung-Chul Han guía al espectador por las intimidades de su barrio y sus nostálgicas peculiaridades autóctonas.