Jáuregui asistió al Concilio Vaticano II (1962 - 1965), y una vez finalizado, procuro que tanto el clero como los fieles laicos conocieran y aplicaran los documentos emanados del Concilio.
Jáuregui se estableció la “corporación de Municipios Salineros de Cundinamarca” de la cual fue presidente durante varios años, en los cuales se realizaron varias obras de carácter social y cívico, no solamente en Zipaquirá sino también en los municipios miembros de dicha corporación.
Son varias las obras que realizó en Zipaquirá, se destacan: la construcción del barrio San Rafael y sus dos instituciones educativas; la compra del terreno "La Fragüita" donde se construyó el matadero municipal; la ampliación del acueducto y pavimentación de varias calles de la ciudad; finalmente la apertura de la avenida «Carrera 10°.
Como obras de carácter diocesano, se encuentra la finalización del Seminario Conciliar y la cancelación, casi en su totalidad, de las deudas contraídas para la construcción del edificio; la reconstrucción de la Catedral, semidestruida por el sismo de 1967 y la restauración de la Capilla del Sagrario.
Apoyó la creación del Foyer de Charite.