La mayoría de los especialistas cree que este fue el idioma en que originalmente se redactaron, aunque algunos libros puedan haberse escrito primero en idioma hebreo o arameo, la lengua semita hablada por Jesús y su entorno.
[1] Aún hoy existen textos manuscritos fechados como desde el siglo V (cercanos a los más antiguos manuscritos griegos completos) en arameo como la Peshita siríaca, la Harclense y la Curetoniana, pero la mayoría de los estudiosos los consideran traducciones del griego.
[3] De esta forma destacaron más la disparidad entre las partes (es decir, entre Dios y los hombres).
Según Robert W. Funk, fundador del Jesus Seminar (‘seminario de Jesús’), existen muchas variantes en los distintos manuscritos griegos del Nuevo Testamento que han llegado hasta la actualidad; algunas son variantes menores sin trascendencia, pero también hay cambios significativos.
El primero prioriza las variaciones mayoritarias y tradicionales sin importar su antigüedad, se basa en la compilación iniciada por Erasmo.
El segundo prioriza las lecturas más antiguas según criterio de jerarquía temporal, basándose en los textos más antiguos encontrados, aun recientemente, como el códice Sinaítico (costumbre seguida en las obras críticas de textos clásicos seculares).
La vigésima séptima edición Nestlé-Aland es el texto maestro refinado más reciente y base para las traducciones vernáculas modernas.
Según el estudio grafológico es anterior al año 150 (suele datarse hacia 125-130 d. C).
Fue encontrado en una tienda de antigüedades en Luxor (Egipto) a finales del siglo XIX.
Fue adquirido por un sacerdote llamado Charles Bousfield Huleatt, quien tras su muerte donó el papiro al Magdalen College de Oxford, donde pasó a denominarse Gr 17.
Encontrado en Egipto y datado hacia el año 200, contiene catorce capítulos del Evangelio de Juan.
Esto fue interpretado por diferentes escrituristas como una demostración de que, para las primeras comunidades cristianas, los Evangelios formaban una unidad.
Aunque a 20 escribas les tomaba todo un año producir un solo manuscrito de primera clase, muchas Biblias latinas y millares de comentarios sobre la Biblia latina circulaban en España para el siglo XV.
A principios del siglo XVI Francisco de Enzinas, hijo de un rico terrateniente español, empezó a traducir el Nuevo Testamento al español mientras todavía era un joven estudiante.
Pocos años más tarde se imprimió una edición revisada de esa traducción en Venecia, Italia, la que Julián Hernández introdujo secretamente en Sevilla, siendo prendido y posteriormente ejecutado por herejía.
Etimológicamente, Brit proviene de la palabra hebrea «pacto», y Jadashá del vocablo «renovado» o «nuevo».
A pesar de eso, el término Brit Jadashá es muy recomendado por las congregaciones judías mesiánicas.