Branquia

Las branquias o agallas son los órganos respiratorios de numerosos animales acuáticos, mediante los cuales se extrae el oxígeno (O2) disuelto en el agua y transfiere el dióxido de carbono (CO2) al medio.

[1]​ Los animales acuáticos dotados de branquias atrapan el O2 que se encuentra disuelto en el agua, el cual pasa a los fluidos internos (sangre, hemolinfa, etc.) y es transportado a los tejidos, donde las células lo requieren para la respiración celular, proceso que se realiza en orgánulos celulares llamados mitocondrias.

Como resultado de la respiración celular se produce CO2, el cual debe ser eliminado para evitar la intoxicación del medio interno.

Los más grandes o activos necesitan una superficie de intercambio más extensa, para lo que han adquirido en el curso de la evolución estructuras especializadas a las que se llama branquias.

Muchos invertebrados, e incluso anfibios, utilizan tanto la superficie corporal como las branquias para el intercambio gaseoso.

La sangre u otro fluido corporal debe estar en íntimo contacto con la superficie respiratoria para facilitar la difusión.

[2]​ Un área superficial alta es crucial para el intercambio de gases de los organismos acuáticos, ya que el agua contiene solo una pequeña fracción del oxígeno disuelto que contiene el aire.

Este mecanismo es muy eficiente y se puede recuperar hasta el 90% del oxígeno disuelto en el agua.

En las dos modalidades anatómicas las branquias pueden quedar más o menos protegidas dentro de una cavidad abierta por la que se hace circular el agua.

Es el caso, por ejemplo, de los moluscos (cefalópodos, gasterópodos, bivalvos, etc.) donde la cavidad paleal que contiene a las branquias intercambia agua con el ambiente sólo a través de conductos llamados sifones.

En los vertebrados e insectos con fases juveniles acuáticas, como los anfibios y las efémeras, las larvas están equipadas con branquias, aunque los adultos respiren por órganos aéreos.

Ejemplos de salamandras que conservan sus branquias externas al llegar a la edad adulta son el olm y el mudpuppy.

[8]​ Los artrópodos acuáticos suelen tener branquias que en la mayoría de los casos son apéndices modificados.

Éstas pueden quedar atrapadas en moco y ser trasladadas a la boca mediante el batir de los cilios.

Las branquias de los insectos acuáticos son traqueales, pero los tubos de aire están sellados, comúnmente conectados a finas placas externas o estructuras empenachadas que permiten la difusión.

[13]​ Una abertura más pequeña, el espiráculo, se encuentra en la parte posterior de la primera hendidura branquial.

[13]​ Se cree que el espiráculo es homólogo a la abertura de la oreja en los vertebrados superiores.

[13]​ Las quimeras se diferencian de otros peces cartilaginosos en que han perdido tanto el espiráculo como la quinta hendidura branquial.

Sin embargo, ésta suele estar muy reducida y consiste en una pequeña masa de células sin ninguna estructura similar a branquias.

Branquias en la cabeza de un atún .
En los tiburones se aprecian fácilmente las hendiduras branquiales laterales.
Branquias de un pez de agua dulce ampliadas 400 veces.
Una larva de tritón alpino que muestra las branquias externas , que se ensanchan justo detrás de la cabeza.
Una babosa de mar viva, Pleurobranchaea meckelii : La branquia (o Ctenidio ) es visible en esta vista del lado derecho del animal
El cangrejo ermitaño del Caribe tiene branquias modificadas que le permite vivir en condiciones de humedad
Branquias rojas desprendidas de dentro de una cabeza de atún (vista desde atrás).