Los gases del interior (aire caliente, gases desprendidos, vapores de disolventes) burbujean a través del líquido antes de ser liberados a la atmósfera.
Siempre que sea posible, se debe evitar esta retroabsorción llenando el aparato de reacción con un gas inerte, ya que una presión demasiado baja hará que el aceite sea aspirado dentro del recipiente de reacción, contaminándolo.
[2] Las burbujas permiten que el operador pueda confirmar de forma visible que el sistema está siendo atravesado por un flujo de gas inerte, y la velocidad a la que se forman las burbujas permiten al operador ajustar la presión de entrada.
Las columnas altas se pueden utilizar para explotar esta característica aún más.
Además, el mercurio puede reaccionar con diversos productos químicos, tales como amoníaco y acetileno, con resultados potencialmente peligrosos.