Al ser efectos producidos por el propio organismo, la principal consecuencia es que se reduce la necesidad de fármacos y cirugía.
Las integrinas son receptores de la presión sobre la membrana extracelular, inducen cambios en el sistema óxido-reducción redox (NAD)[3] y a través de los cambios del citoesqueleto con sus microtúbulos y microfilamentos inducen la transcripción o expresión del núcleo celular.
También inducen una respuesta antiinflamatoria normalizando el óxido nítrico (NO) y estimulando las células madre mesenquimales quiescentes (MSC).
La ondas de choque se producen con distintos aparatos, ya sean electrohidráulicos, electromagnéticos o piezoeléctricos.
Se han utilizado en Ortopedia y Traumatología para tratar la tendinitis insercionales, necrosis avascular de la cabeza del fémur.
En el sistema nervioso produce vaso relajación y aumento de la producción endorfinas, reduciendo el dolor por mecanismo reflejo.