El primero en usar el término biofilia fue Erich Fromm (Von der Kunst des Zuhörens [Del arte de escuchar], 1991; Wilhelm Heyne Verlag, Múnich).
Según él la biofilia es: Edward O. Wilson elaboró este concepto en mayor detalle y sugiere que los humanos sienten una afinidad innata por todo lo viviente.
En antropología se utiliza frecuentemente el término como contrapuesto al constructivismo que desechó la influencia determinante que ha tenido la biología en diferentes estudios etnográficos, sobre todo en lo referente a la temática sexual.
John N. Gray, en su libro Perros de paja, señala que la biofilia es el precario vínculo emocional que liga a la humanidad con la tierra, vínculo emocional de quienes luchan por conservar lo que queda de la naturaleza salvaje y los seres vivos.
Rifkin señala que los verdaderos amantes de la tierra no sueñan con convertirse en los administradores del planeta, sino con el día en el que los seres humanos hayan dejado de importar.