Bernardo Provenzano

Su primer trabajo fue liquidar a Francesco Streva, del clan contrario de Michele Navarra.

En represalia, durante una reunión en Zürich varios jefes mafiosos decidieron eliminar a Cavataio.

En 1981, Riina y Provenzano desataron la segunda guerra de la mafia en la que fueron asesinados los jefes palermitanos Stefano Bontate, Salvatore Inzerillo y varios familiares del jefe 'scappati' Tommaso Buscetta.

Los Corleonesi dominaron Sicilia, y Riina se erigió en el máximo representante, mientras que Provenzano pasó a un supuesto segundo plano.

Aunque los Corleonesi tenían el control absoluto de la Cosa Nostra, 2 jefes palermitanos sobrevivientes como Tommaso Buscetta y Salvatore Contorno decidieron convertirse en delatores (en venganza por la masacre de sus familiares) y así fue como sus declaraciones ayudaron al fiscal antimafia Giovanni Falcone a desarrollar el Maxi proceso.

Destacados «pentiti» o arrepentidos mafiosos (colaboradores de la justicia), como Totó Cancemi y Gioacchino Pennino, aseguraron que Provenzano siempre mantuvo el «control político» dentro de la Cosa Nostra, mientras que Riina fue en realidad «el jefe militar».

Una vez en videoconferencia, Provenzano mantuvo una conversación telefónica con su abogado, Franco Marasa, que asistía al juicio en Palermo.