En este colegio cursó la carrera eclesiástica, estudiando Filosofía y Teología.
Finalizada la soberanía española sobre las islas Filipinas, se trasladó a Roma en 1900 para presentar su renuncia al cargo, renuncia que no fue admitida hasta el 4 de febrero de 1902, fecha en la que regresó a España.
Esta campaña estaba basada en diversas acusaciones, todas ellas en torno a su pretendido antiespañolismo mientras duró su mandato como Arzobispo de Manila.
Además, el episcopado español salió en su defensa en boca del Cardenal y Arzobispo de Toledo.
El gobierno de Maura retiró la designación, a la que ya había renunciado el Padre Nozaleda.