Bernal Díaz del Castillo

Después de participar en algunas expediciones en Tierra Firme se embarcó para la recién conquistada Cuba, donde gobernaba Diego Velázquez de Cuéllar, quien le prometió indios en encomienda, aunque esta promesa nunca llegó a cumplirse.Enfebrecidos por las numerosas heridas y absoluta falta de agua, decidieron regresar a Cuba pasando por Florida donde, nuevamente, fueron atacados.En 1519 se unió finalmente a la expedición al mando de Hernán Cortés que culminaría con la caída de México-Tenochtitlán y la conquista del imperio azteca y otras regiones del actual México.[4]​ Tras su llegada, Bernal estableció una relación duradera con Francisca, una indígena que había sido regalada por Moctezuma y descrita como 'una india muy hermosa, hija de hombre principal'.No está claro si su relación con Francisca comenzó antes de que Bernal partiera hacia las Hibueras o si se consolidó a su regreso; sin embargo, es a partir de su regreso cuando se documenta su vida en común.En este sentido, Bernal comienza a realizar diversas gestiones ante altos funcionarios de la Nueva España esperando obtener una mejor recompensa.Los primeros frutos de ello fueron las encomiendas que se le otorgaron en Cintla y Cimatlán.[8]​ Siguiendo con este afán, Bernal Díaz del Castillo realizó varios viajes a España en demanda de mercedes.Sin embargo, en un segundo intento consiguió que se expidieran cédulas a su favor, ordenando al virrey de Nueva España que compensara a Bernal con encomiendas en las provincias de Chiapas y Tabasco, donde anteriormente le habían quitado durante su expedición en Honduras.[4]​No obstante, este mandato no pudo ejecutarse efectivamente, ya que las encomiendas en dichas provincias ya estaban asignadas y los indios 'estaban todos repartidos', impidiendo así la restauración completa de sus encomiendas originales.[13]​[6]​[14]​ Este período de transiciones rápidas y trágicos acontecimientos contribuyó a una considerable inestabilidad administrativa.Estos roles no solo aseguraron su posición socioeconómica en la nueva colonia, sino que también le permitieron influir en la gobernanza local y en la gestión del trabajo indígena.De este segundo viaje obtiene algunas cédulas para que se le restituyan más encomiendas, y para realizar un canje de un pueblo encomendado en Coatzacoalcos por otro en Guatemala, peticiones que no atendió el oidor López Cerrato.[21]​ Sin embargo, Bernal conservará una copia del manuscrito la cual continuará ampliando y enmendando hasta prácticamente su muerte.Pasaría posteriormente la expedición por la boca de Términos y llegarían luego al río Grijalva.A partir de este momento Bernal se verá envuelto en un largo proceso para que le sean devueltas las encomiendas perdidas y le sean otorgadas otras en recompensa a sus servicios durante la Conquista.[26]​ Nueve documentos administrativos, incluyendo una cédula médica para su hija no reconocida, Teresa Díaz de Padilla, son registrados en 1551.[36]​ Documentos posteriores recopilados y creados por sus descendientes ( con la intención de reclamar herencias) están fechados en 1613.[44]​ Una inexplicable ausencia se da durante el Juicio de residencia contra Cortés iniciado por Carlos V.En su Historia Verdadera, Díaz dice no haber participado debido a hallarse convaleciente por fiebres.Su edad se conoce por su propio testimonio (tres veces declarada) el 26 de febrero de 1568,[54]​ donde entonces tendría 84 años cuando termina supuestamente la Historia verdadera, sin embargo diversos documentos jurídicos coloniales[55]​[56]​[57]​ no coinciden con su declaración al publicar la obra.En este libro se describen personajes españoles, mexicas, tlaxcaltecas, mayas, tlatelolcas, texcocanos, etc. y se describe a detalle el ambiente que rodeaba a cada una de las acciones emprendidas, desde los primeros contactos con los habitantes americanos hasta las expediciones militares por Centroamérica, pasando por las batallas en Tabasco y México Tenochtitlan y el viaje de Cortés a las Hibueras.La obra fue concluida en 1575 y circuló manuscrita hasta que una copia fue publicada póstuma en 1632; de ella existen dos ediciones diferentes en la que consta el año 1632 en portada, se cree que solo una es «verdadera», aunque con dos variantes de estado; la segunda se cree es una falsificación o edición contrahecha que imita la primera variante de estado y fue hecha a finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII, aunque muchos siguen considerándola primera edición.No obstante, Bernal afirma tener acceso a todas ellas, a pesar de afirmar ser un soldado raso y ser muy improbable poder burlar la prohibición de Carlos V para que estas le llegaran desde España, Italia y Francia (en sus respectivos idiomas) hasta Guatemala, todo esto evadiendo la confiscación por evasión de impuestos aduaneros y evitar su destrucción por mandato real durante todo el trayecto, todo eso antes o inmediatamente cuando las obras que critica son publicadas.Se observa lo que se cree es una falsa rusticidad del autor anónimo al escribir con incorrecta ortografía nombres de personajes y toponímicos mexicas, cuando otros autores (incluyendo a su supuesto rival literario, Gómara) los escriben correctamente, donde el autor anónimo se supone que ya había leído a estos autores; siendo esto incongruente al ver que el autor anónimo hace citas literarias de alta especialidad cultural y no puede transcribir nombres correctos mexicas con las versiones correctas de Gómara y Cortés, las cuales afirma tener mientras redacta su obra[61]​ Acusa también al historiador y biógrafo Paulo Jovio (prelado italiano) de exagerar; sin embargo, en la obra de este último no se menciona cosa alguna sobre la conquista, y el prelado solo escribía en latín.Esto muestra incongruente que Díaz del Castillo siendo no letrado pudiera realizar tal obra, inclusive Díaz del Castillo afirma el mismo ser «un idiota (helenismo que en su época señalaba al que se instruía a sí mismo sin maestros, a menudo mal, leyendo libros en lengua romance) sin letras».[72]​ William Arens, autor del libro El mito del comehombres (quien critica también el mito del canibalismo), también menciona que Díaz del Castillo no aparece en los registros de ningún otro conquistador,[73]​ no deja de recordarnos que nunca tomó notas y nunca aprendió a hablar las lenguas indígenas y, no obstante, es capaz de describirnos diálogos enteros de los indígenas desde el primer día que pisaron el continente.Bernal reporta haber contado 100 000 cráneos, pero en las reconstrucciones del tzompantli no caben más de 1800.[76]​ Estos estudios recientes, realizados por dos décadas, atribuyen la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España a Hernán Cortés, argumentando que Díaz del Castillo era muy viejo, sin educación y sin haber acompañado a Cortés en todas sus expediciones militares al ser muy improbable que el soldado raso lo siguiera todas partes e incluso a su boda; según Duverger, no existen registros de las estancias de Díaz del Castillo en las regiones en que Hernán Cortés estuvo.En la obra se ve una apreciación plena por la región y su cultura, lo cual se le atribuye también a Cortés, dado que un soldado común no la apreciaría, además devela el interés de Cortés por las tierras que considera suyas .
Placa memorial de Bernal Díaz del Castillo en su Medina del Campo natal
Portada de la Historia verdadera , 1632.
Páginas de la Historia verdadera , 1632.
Busto en bronce a Bernal Díaz del Castillo en Medina del Campo ( Valladolid ).