El Velo y el Duryea Motor Wagon, patentado en 1895, se acreditan como los primeros coches estandarizados.
También mejoró el rendimiento; la versión más potente lograba una velocidad máxima de 30 km/h.
En 1896 se ofreció el carburador de flotador y el encendido por batería.
[1] El Benz Velo participó en la primera carrera automovilística del mundo, la París-Rouen de 1894, en la que Émile Roger terminó en 14.ª posición, tras recorrer los 126 km en 10 horas 01 minutos a una velocidad media de 12,7 km/h.
El Velo inspiró varias réplicas, incluyendo el Marshall (luego Belsize) en Manchester,[2] el Star (Wolverhampton)[3] y el Arnold (Paddock Wood, al final sólo fueron construidos doce coches).