Benito Manuel Agüero (Burgos, c. 1629-Madrid, 1668) fue un pintor barroco español, seguidor de Velázquez y especializado en la pintura de paisaje.
Se especializó en la pintura de paisajes con figuras, siendo muy alabados por Antonio Palomino, aunque abordó también, como parecía obligado, la pintura religiosa.
Todas las obras conservadas pertenecen al género paisajístico en el que se especializó y en el que, según Palomino, proporcionó numerosas obras para la decoración de los palacios del Buen Retiro y de Aranjuez, donde según el inventario de 1701 colgaban treinta y tres paisajes de Mazo y Agüero en el Salón o galería del rey, en su mayoría con escenas mitológicas.
Algunos de estos paisajes, atribuidos en ocasiones a Mazo o al propio Velázquez, pasaron al Museo Nacional del Prado (que conserva diez obras del pintor), siendo restituidos a Agüero ya en el siglo XX.
[2] Lo que importa en ellos, con todo, no son estas figuras, completamente secundarias, sino el ambiente, que es el resultado de la ordenación en el espacio de masas vegetales, ruinas, rocas y montañas lejanas y, sobre todo, de la luz, contrastando sombras y claros con un sentido dramático casi romántico.