[1] Pietro Angeleri di Murrone fundó la Congregación benedictina del Espíritu Santo, bajo la Regla de San Benito, con el fin de regresar a la vida contemplativa eremítica.
En su proyecto, Murrone no contemplaba la fundación de una rama femenina.
El máximo florecimiento se presentó en el siglo XVI, cuando se fundan los primeros monasterios propiamente celestinos, llegando a contar con unos 150 en Francia e Italia.
[3] Los monasterios de las benedictinas celestinas forman la federación celestina, dentro de la gran Confederación Benedictina, pero cada uno se mantiene independiente.
[4] La vida contemplativa y el trabajo manual son las actividades principales de las monjas.