Para los ejércitos franceses era vital cruzar el río Berézina cerca de Borísov, actual Bielorrusia, y la batalla terminó con un resultado incierto.
Los franceses habían sufrido una derrota tan solo dos semanas antes, durante la batalla de Krasnoi.
Únicamente la compañía del general Jean Baptiste Eblé había conservado materiales y herramientas de zapadores, pero necesitaba protección para contener al ejército de Pável Chichágov, establecido en la orilla occidental para atravesar el río.
Al mediodía del día 27, Napoleón y su Guardia Imperial habían logrado cruzar el río, y ahora la estrategia era tratar de salvar a la retaguardia, que estaba luchando contra el ejército de Wittgenstein.
[6] Para asegurar la retirada del contingente que había conseguido cruzar el puente, el alto mando francés decidió volarlo para retrasar su cruce por los ejércitos rusos, dejando al resto (hombres, caballos y armas) al otro lado a merced del enemigo.
Se calcula que 30 000 soldados de la Grande Armée perdieron allí la vida.