Batalla de los elefantes
La batalla de los elefantes fue un enfrentamiento militar ocurrido en el año 275 a. C. entre los ejércitos del Imperio seléucida, dirigidos por el rey Antíoco I, y los gálatas.[6] Los guerreros bárbaros saquearon las tierras alrededor de Bizancio, polis que pidió ayuda a sus aliados.En cambio, Luturio aprovechó que Antípatro había enviado a unos espías macedonios disfrazados de embajadores con cinco barcos, capturándolos y usando las naves para cruzar con sus fieles en pocos días.[15] El rey bitinio deseaba emplearlos para enfrentar a su hermano Cipetes II, que usurpaba una parte del reino.Pocos años después, los gálatas lanzaban razias contra los dominios de Antíoco en busca de botín, lo que llevó al rey seléucida, una vez fue reprimida la revuelta siria en 275 a. C. a encararse a los invasores.[21] En vista de los resultados obtenidos por su vecino con ayuda de la fuerza extranjera, Mitrídates I del Ponto, aliado del rey seléucida Antíoco I, se decidió a reclutarlos contra el rey egipcio Ptolomeo II en la primera guerra siria.[25] Se organizaron en cuatro territorios y fundaron una tetrarquía gobernada por un consejo de 12 jefes reunidos en Drynemetum.[27] En el siglo I a. C., Tito Livio dice que los celtas eran 20 000 hombres,[28] pero sólo la mitad estaban armados.[31] El monje benedictino del siglo VIII Pablo el Diácono afirmaba que fueron 100 000 hombres, mujeres y niños quienes se trasladaron a Asia Menor.[3] Ray cree que Antíoco I debía disponer de unos 10 000 infantes pesados[2] organizados en 8000 argiráspidas y 2000 hipaspistas.En cambio, Antíoco I había llegado con una fuerza pequeña compuesta principalmente de hostigadores e infantería ligera.Los macedonios cantaron alabanzas a su rey, dándole los laureles de la victoria, pero Antíoco I sólo les dijo llorando: «¡Mis hombres, tenemos más motivos para avergonzarnos; salvados por esos dieciséis brutos![44][43] Otros 2000 lucharon con Ptolomeo, hijo del rey Pirro de Epiro, contra Esparta.[45] Tanto era el temor que causaban, que en 218 a. C.[43] Atalo I trajo a otra tribu gala a Anatolia, los egósages, y les dio tierras entre Lámpsaco y Alejandría de Tróade.[46] No obstante, los galos terminaron desertando del bando de Atalo I para saquear la región por su cuenta.