[1] La tensión diplomática entre España y la Gran Bretaña no podía ser mayor.
Una parte, integrada por las naves de menor calado, que se acercó a la costa, y las de mayor potencia, que se enfrentaron a los barcos británicos.
Estos no tuvieron problema en derrotar a los navíos españoles, pues en líneas generales se encontraban en muy mal estado, y buena parte de ellos fueron hundidos o capturados.
A consecuencia del Tratado de La Haya, España aseguraba renunciar a sus pretensiones territoriales en Italia, las cuales eran buena parte de los motivos que habían originado el conflicto.
Hubo algunas consecuencias territoriales más, pero de menor importancia.