El emperador Solouque invadió el territorio dominicano con más de 12.000 hombres armados, con la finalidad de volver a someter el territorio de la República Dominicana bajo su yugo y desconocer su independencia.
Las tropas haitianas eran comandadas por el general Antoine Pierrot, a quien el emperador Soulouque había investido con el título noble de Duque de Tiburón.
Por otra parte, las tropas dominicanas estaban comandadas por el general José María Cabral.
El ejército se había dividido de la siguiente manera: por el ala derecha se extendía por Hato del Padre, el ala izquierda por Chalona y el centro se extendía por Arroyo Loro.
Tras varios días de combate y con posibilidades de que las tropas haitianas salieran victoriosas de esa contienda, los resultados fueron otros, ya que una vez más los dominicanos pudieron ganarles a los haitianos, dejando sellada la naciente República Dominicana y truncando los sueños del emperador haitiano Souloque.