Una simplificación práctica establecería dos tipos de alianzas: Estos alineamientos no fueron automáticos, y las alianzas que formaron los indígenas poco tuvieron que ver con la adhesión a los principios centralistas o a los federales, sino que se explicaban por sus propias dinámicas internas.
Rauch, de origen prusiano, había llegado a Buenos Aires en 1819 y en 1826 ya era jefe.
Allí comenzó otra de las guerras civiles argentinas.
Las tropas leales al unitario Juan Lavalle ―quien había hecho fusilar a Dorrego― eran comandadas por Rauch, el cual marchaba al frente de sus Húsares del Plata y contaba con otras unidades y el apoyo de los indios pampas.
Se distrajo y comenzó a saborear su triunfo pero pronto se vio rodeado de efectivos a los que supuso suyos.