[3] Los rebeldes franceses y las fuerzas de los Habsburgo infligieron una importante derrota al ejército real francés, y por un momento el cardenal Richelieu temió que los rebeldes, apoyados por las fuerzas españolas, pudieran avanzar hacia París.
[5] Mientras el ejército real se desplazaba para asediar Sedán, los rebeldes entraron en pánico y pidieron ayuda a los Habsburgo.
[5] Desde 1640 España estaba afrontando rebeliones internas en Portugal y Cataluña y por ello el Conde-duque de Olivares, valido del rey Felipe IV, veía a los rebeldes franceses como «el único medio de salvación del naufragio».
Una hora después, los soldados franceses llegaron al campo de batalla empapados y exhaustos.
La caballería cargó en desorden contra la infantería francesa, a la cual rompió sus líneas y expulsó del campo de batalla en desbandada.
[3] Si hubiera sobrevivido, la derrota realista en La Marfée podría haber tenido consecuencias catastróficas para Francia.