Batalla de Frankenhausen

Müntzer, que se encontraba en Mühlhausen, interpretaba estos eventos a la luz de su visión milenarista: la hora del Armagedón había llegado.

Su estandarte era una bandera con un arcoíris en un fondo blanco, donde estaba inscrita la frase "Verbum domini maneat in aeternum" (La palabra de Dios permanece en la eternidad).

En las palabras de Müntzer: La comitiva llegó a Frankenhausen hacia el mediodía del 11 de mayo y, como ya era previsible, Müntzer asumió la jefatura y comenzó a preparar el "ejército del apocalipsis".

Estos éxitos aparentes reforzaron la idea de que eran objeto de una ayuda sobrenatural y les indujeron a sobrestimar sus propias capacidades y a subestimar las del enemigo.

Trasladaron allí los cañones que anteriormente estaban apostados sobre las murallas de la ciudad.

Aquellos que estaban armados militarmente (los menos) contaban con picas, alabardas y sables cortos.

Las tropas estaban dispuestas en los flancos, circundando los pasajes que conducían desde la ciudad a las posiciones ocupadas por los campesinos.

Más aún, para enardecer los ánimos ya más dubitativos, Müntzer dirigió a los sublevados la arenga conocida como la "prédica del arco iris": les aseguró que Dios en persona le había prometido el triunfo y que en el curso de la batalla tendrían la ocasión de ver con sus ojos cómo él mismo (Müntzer) detendría todas las balas de los cañones enemigos con las mangas de su capa.

Müntzer elevó su vista al cielo y terminó su última prédica terrenal con estas palabras: Las consecuencias de esta interpretación no pudieron ser más trágicas.

Las estimaciones de bajas generalmente aceptadas son: Frente a tales resultados, cabe preguntarse si corresponde calificar este evento como batalla o pura y simplemente como masacre.

Los pueblos cuyos integrantes participaron en los levantamientos fueron castigados con elevadas penalidades y pago de indemnizaciones en favor de los nobles seculares y eclesiásticos, que sobrepasaban con mucho los daños provocados.

Müntzer, según sus propias palabras, no tenía la más mínima experiencia ni capacidad en temas militares.

Las reivindicaciones que daban origen a las endémicas revueltas campesinas desde hacía casi un siglo, eran por naturaleza terrenales.

Por otra parte, en el campo táctico, en alternar astutamente ataques demoledores con treguas, según que la relación de fuerzas les fuera o no favorable.

En ella, no se representan ni actos heroicos ni circunstancias de la batalla, sino el panorama de aquellos tiempos o, si se quiere, una interpretación histórica traducida en imágenes, que aspira a una reestructuración social radical.

La batalla y sus polémicos protagonistas conservan aún hoy en día su plena significación: se trató del primer movimiento masivo que envolvió todos los sectores sociales en la historia de la lucha por la democracia en Alemania.

Thomas Müntzer, Monumento en Mühlhausen.
Felipe I de Hesse "el Magnánimo", Museo de Wartburg.
Jorge de Sajonia (El barbudo) , Lucas Cranach el Viejo , entre 1534 y 1539, óleo sobre madera.