Batalla de Caen (1346)

Eduardo tenía desde el primer momento un objetivo claro: Caen, el centro político, financiero, cultural y religioso del oeste de Normandía.

La parte vieja estaba amurallada y custodiada por un castillo casi inexpugnable, sin embargo, era vulnerable una vez destruida la muralla.

Además, la ciudad contaba con dos abadías fortificadas, una a cada lado del perímetro de la muralla y que podían servir como bastiones si Caen era atacada.

Casi sin perder tiempo, ocupó las dos abadías y planificó el asalto definitivo a la ciudad vieja aunque no poseía armas de asedio.

El saqueo de la ciudad continuó cinco días más durante los cuales Eduardo III intentó fallidamente hacerse con el castillo.

Como anécdota, el rey de Inglaterra rindió homenaje a su antepasado Guillermo el Conquistador en el lugar donde fue enterrado.

Los nobles que no habían logrado escapar eran el reclamo perfecto para pedir rescates.

Eduardo lo habría negado, pero si a las victorias en Blanchetaque, Crécy y Calais se le sumara una hipotética en París, Inglaterra hubiera estado presente en el norte de Francia durante, al menos, doscientos años más.

El castillo de Caen
Mapa de la ciudad medieval