Desde el inicio de la conquista musulmana, el Imperio bizantino había sido el principal enemigo de estos, ya que era el Estado más grande —en tamaño, riquezas y poderío militar— que limitaba con el Califato omeya.[3][5] En 723 el califa Hisham ibn Abd al-Malik (723-743) ascendió al trono de los omeyas en Damasco.[7][8] Sin embargo, continuó habiendo ataques, pero los cronistas árabes y bizantinos citan pocas conquistas efectivas de ciudades o fuertes.[1][11] León III tuvo que enfrentar entonces a la segunda fuerza invasora en Akroinon.La derrota árabe en Akroinon se considera históricamente una «batalla decisiva»,[16] que marcó el inicio del declive del Califato omeya en las guerras árabo-bizantinas y[17] alivió la presión árabe en la frontera de Bizancio.Sin embargo otros investigadores, desde el sirio E. W. Brooks —del siglo xx— hasta otros más contemporáneos como Walter Kaegi y Ralph-Johannes Lilie, no están de acuerdo con esta opinión, ya que citan el hecho de que Akroinon coincidió con la inestabilidad interna debido a las guerras civiles y la revuelta abasí, así como con otras importantes derrotas en las provincias más remotas del califato, lo que agotó los recursos militares.[18][19][20][21] De todas formas, los ataques árabes contra el Imperio bizantino en la década del 740 fueron muy ineficaces y pronto se detuvieron por completo.Fue homenajeado en la poesía épica turca bajo el nombre de Seyyid Battal Gazi.
Monedas bizantinas en las que salen las caras de los emperadores bizantinos