[1] Entre los babilonios nadie salía de casa sin llevar un bastón en la mano muy bien trabajado, al remate del cual había figurada una granada, una rosa u otro objeto simbólico con el que se distinguía la calidad de la persona que le llevaba.
En Egipto se celebraba en el equinoccio del otoño una fiesta que llamaban de los bastones o palos.
La skytale entre los griegos servía también al jefe del ejército para descifrar las órdenes de su república.
Los cantores que corrían Grecia repitiendo los poemas de Homero fueron llamados rapsodi porque llevaban un bastón colorado cantando la Ilíada y uno de amarillo cuando cantaban la Odisea.
[2] En tiempos de los romanos, el bastón era cierta insignia que los emperadores daban a los gladiadores viejos que habían sido muchas veces vencedores en los combates de circo.