Se encuentra en el casco central de la ciudad, en la Parroquia Catedral del Municipio Libertador.
Su construcción fue ordenada por el presidente Antonio Guzmán Blanco, en 1883, al arquitecto Juan Hurtado Manrique.
Este sismo, que llegó a 6.5 grados en la escala de Richter, causó grandes daños y pérdidas humanas.
Este edificio religioso quedó peligrosamente al borde del colapso, con su torre central a punto de desplomarse.
Se encargó entonces a la constructora de Doménico Di Mella la remodelación y reparación, quedando esta casi en exacta similitud con la original.