El impulso a este arrabal de casas, además del trasiego de entradas y salidas del recinto amurallado y la cercanía del Alcázar, se debe al templo sobre una ermita previa que mandó levantar Alfonso XI en 1340, tras la Batalla del Salado, de forma que cubriese las necesidades espirituales de la incipiente población.
La advocación de San Miguel acabaría por dar nombre al futuro templo y por ende, a todo el barrio.
[2] El barrio de San Miguel fue creciendo teniendo al templo como centro geográfico y sentimental.
Actualmente, desde la pequeña pero bulliciosa Cruz Vieja, pequeño corazón del barrio y epicentro de distribución, salen las arterías principales por donde late el corazón del barrio: Desde la propia Cruz Vieja se definen dos triángulos: 1º.
Y en el otro sentido en la calle Cerro Fuerte n.º 20 nació La Paquera.