El cementerio se encontraba junto al trazado de la línea ferroviaria y la subestación eléctrica Empalme.
La línea ferroviaria y el cementerio frenaron durante décadas la expansión urbana hacia el norte.
De todo esto solo se conservan dos naves que eran utilizadas para talleres.
Durante la Guerra Civil se habilitaron fosas en el cementerio para enterrar a los ejecutados por el bando franquista.
Las diversas reformas urbanas de la ciudad han ido permitiendo el desarrollo del barrio.
En el año 1993 se instaló en dicho parque un monumento a Colón de grandes dimensiones.
San Jerónimo ofrece varios núcleos morfológica y funcionalmente diferenciados.
Se sabe que en esta zona hubo barracas o chabolas ya en 1860 y más tarde, en 1890, se levantaron hileras de casas junto a la estación, a iniciativa de sus propios trabajadores.
Existe un núcleo central edificado hacia los años veinte, con las calles Navarra (la principal), Vascongadas y Valencia, que en los años 40 se completaron con Extremadura, Cataluña, Burgos, Marruecos, Larache, Melilla, Ceuta y San Juan de la Salle.
El crecimiento a partir de los años 50 y 60 del siglo XX es mayor.
En la década de 1990 se realizaron nuevas zonas residenciales (con viviendas unifamiliares) vinieron a completar el barrio en la parte colindante con el Vivero.
En sus alrededores persisten poblamientos muy deprimidos, como La Bachillera y El Vacie, ambos en las lindantes con el cementerio de San Fernando.
Por su importancia a nivel nacional en el ámbito de un deporte minoritario y prácticamente amateur en España, puede destacarse el Club de Rugby San Jerónimo, campeón nacional en varias ocasiones en categorías inferiores,[12] que constituye una gran escuela para este deporte, y cuyo origen se remonta a 1965.