Además, existía un clima hostil hacia el gobierno provincial debido a noticias que hablaban sobre una concesión de 99 hectáreas de tierras públicas a la Fundación Bariloche en un bosque en la península del Llao Llao.Allí se acordó exigir al gobernador que el intendente fuera barilochense y además que no se adjudicaran en la península Llao Llao a la Fundación Bariloche.Así fue que este llegó acompañado del ministro Guillermo Acuña Anzorena, quien lo presentó a los locales en medio de un clima hostil.[1] [1] El edificio comunal fue ocupado, se cerraron comercio e instituciones y hubo masivas movilizaciones.(cita 4 y 5) Así fue como, a diferencia de lo sucedido el año anterior en el Cipolletazo y algunos años después en el Rocazo, sin que fuera necesario enviar efectivos militares, ni que se produjera un derramamiento de sangre, los locales consiguieron imponer su voluntad