En estos arroyos, tributarios en muchas ocasiones, son los únicos peces que viven y los ejemplares son de dimensiones muy pequeñas.
Son los peces más representativos de estas aguas de montaña media, con sustrato rocoso o pedregoso y con una cierta velocidad.
Permanece aún en tramos de los grandes ríos, como el Llobregat y el Cardener, donde es pescado.
Es menos gregario que el barbo común y muestra más predilección por la materia animal, principalmente insectos bentónicos.
Su distribución se muestra complementaria de la del barbo común, coexistiendo en algunas regiones (Sant Ponc) y dominante en otros, como la vertiente derecha del Llobregat.