Su padre, Jean-Guillaume de Colins, caballero de Ham, pertenecía a una vieja rama de la nobleza tanto flamenca como valona que dio numerosos militares a España y nunca se casó, por lo que su heredero, reconocido, fue hijo natural.
De 1791 a 1801 fue instruido por el padre Henri-Joseph Debouche, un humanista distinguido, buen traductor de la Iliada y la Odisea y autor de otras obras geográficas y sobre óptica, a quien guardó siempre un cálido reconocimiento.
Colins fue sin embargo discípulo de Henry George; estuvo doce años en Cuba, durante los cuales adquirió propiedades, se casó (1820) con la viuda dominicana Marie Louise de Saint-Georges y frecuentó la Sociedad Patriótica de Amigos del País de La Habana, para la cual compuso alguna disertación, y a su discípulo Ramón de la Sagra (1898-1871); al estallar la Revolución de 1830 volvió a Francia.
Desarrolló su filosofía discutiendo con Pierre-Joseph Proudhon sobre gran variedad de temas, incluyendo los derechos de propiedad intelectual.
Criticó las bases del Socialismo desde principios distintos a los de Marx y Engels, aceptó como posible la unión de materialismo y espiritualismo con principios lógicos cartesianos y propugnó la extinción del pauperismo mediante la socialización de los medios de producción poniendo la propiedad en manos del Estado, pero otorgando la organización de la empresa ya a organismos públicos dotados de gran autonomía, ya a comunidades locales, ya a cooperativas compuestas de trabajadores efectivos, ya a particulares.