Espiritualismo filosófico

El espiritualismo filosófico hace referencia a un sistema de filosofía que defiende la esencia espiritual y la inmortalidad del alma, surgiendo como respuesta al positivismo.

Siendo esto así, la investigación directa para buscar o justificar aspectos o determinaciones ignoradas o excluidas por la investigación positiva, como el finalismo de la naturaleza, la libertad de la voluntad humana en la historia, los fines o los valores trascendentales propios de la esfera moral o religiosa, parecía que no podía efectuarse sino dirigiéndose a otras vías de acceso a la realidad, a otros instrumentos considerados como más eficaces para esta finalidad y, por tanto, más propios de una filosofía que quisiera distinguirse de la ciencia y reivindicar, a su vez, la propia autonomía con respecto a otras disciplinas.

En esta dirección, el espiritualismo constituye la primera reacción frente al positivismo: una reacción sugerida por intereses preferentemente religiosos o morales y encaminada a utilizar, para el trabajo filosófico, un instrumento completamente descuidado por el positivismo: la auscultación interior o conciencia.

Son representantes del espiritualismo francés Maine de Biran, Victor Cousin, Félix Ravaisson, Louis Lavelle y René Le Senne, y pueden considerarse próximos también a esta corriente autores como Henri Bergson y Maurice Blondel.

Sciacca denomina a su filosofía "idealismo objetivo trascendental".