La mayoría de la población vive bajo el valle de Bāmiyān, con una altitud sobre los 2800 m. El valle se encumbra paralelamente con las montañas: el Hindu Kush y el Koh-e Baba.
El frío invierno perdura durante seis meses con temperaturas de entre 3 y 20 grados Celsius bajo cero.
Cuando los cultivos son afectados por inusuales cambios climáticos, la gente suele bajar con su ganado a las provincias de Ġaznī y Meidan para comerciar con el e intercambiarlo por alimento.
También es un sitio que posee elementos artísticos del arte griego, persa y budista que se combinaron en un estilo único, conocido como arte Greco-Budista.
Fueron probablemente levantadas en el siglo VI d. C. Se las consideró como monumentos históricos culturales y fueron incluidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
En su momento, hasta doscientos monjes oraron en cavernas en las areniscas de los acantilados.