Durante ese periodo apacible, pero sabiendo que el batifondo de conflictos estaba latente, se compuso y se llevó a escena el Balet Comique de la Royne.
Los hugonotes abogaron por su derecho a acatar al rey si éste se comprometía a ser tolerante, y plantearon preguntas capciosas sobre el poder de un rey y los derechos de sus siervos.
A los ultramontanos les preocupaba que una monarquía nacional con mucho poder pudiese significar la subordinación de la autoridad del Papa.
[1] Estaba organizado en cinco actos breves de drama hablado mezclado con canciones, cada uno de estos seguido por un intermedio (utilizaban el término italiano) compuesto por el canto y la danza, sin diálogos hablados.
Se necesitaron varios artistas para la composición del espectáculo: el caballero La Chesnaye fue el autor de los versos, estos, llenos de alusiones a la nobleza, aunque se representaban en la obra personajes de la mitología griega como el dios Pan y la maga Circe; a Beaulieu y Salomon se les encargó la partitura, y Jacques Patin realizó los decorados y trajes.
El diseño del vestuario no fue algo complicado o innovador simplemente se enriqueció o recargó el estilo habitual de los trajes de corte, lo que hacía a la danza lenta y pesada.
Para la escenografía se emplearon diversos recursos de tramoya, complicados y novedosos para la época, como un arco iris dorado por el cual desfilaban los actores representando a diversos personajes; el jardín de la hechicera Circe y la gruta del dios Pan.
El mensaje era todavía más transparente debido a que todos los papeles hablados y bailados eran interpretados por nobles y damas que formaban parte del círculo íntimo de la familia real en la corte.