Por otra parte, la balanitis puede ser un síntoma de otras enfermedades inflamatorias o dermatológicas, como la artritis reactiva y el liquen escleroatrófico.
[8] No obstante, Birley encontró que el «excesivo» lavado genital con jabón podría ser un factor contribuyente de balanitis.
[11] En niños que aún utilizan pañales, es necesario distinguir la posible balanitis del eritema normal causado por la dermatitis.
La balanitis se manifiesta con enrojecimiento e irritación en el glande, a veces extendiéndose al prepucio.
Es frecuente observar puntos rojos en el glande y puede haber hinchazón tan intensa que dificulta su retracción en algunos casos, provocando una fimosis temporal.
En casos más graves, puede desarrollarse una fimosis definitiva, como ocurre en las balanitis xerótica obliterante causada por liquen.
También puede haber secreción entre el glande y el prepucio, que varía desde una exudación leve hasta un líquido claramente purulento.
El dolor asociado a la balanitis varía desde inexistente hasta intenso, con ardor en algunas ocasiones al mojarse durante la micción.
El liquen escleroso, conocido también como balanitis xerótica obliterans, es una enfermedad cutánea de carácter inflamatorio crónico.
En casos más avanzados, se aconseja eliminar la piel atrófica y retraída mediante cirugía.