La Baja Cerdaña (oficialmente en catalán, La Cerdanya) es una comarca española, situada en las provincias de Gerona y Lérida, Cataluña.
Históricamente, por la seguridad que ofrecía la región montañosa en la Alta Edad Media, fue una comarca muy poblada.
Desde el siglo XIII se inició un retroceso demográfico, debido principalmente a los conflictos derivados de la Cruzada albigense.
Geomorfológicamente, la comarca está vertebrada por el río Segre, que la recorre de este a oeste.
Durante el Mioceno se formó un gran lago en la depresión de origen tectónico situada en la zona axial pirenaica, que al desecarse dio lugar a una llanura rodeada de montañas y quedó formada por terrenos parcialmente terciarios, pero sobre todo cuaternarios, con arcilla, arena y lignito.
En las noches se pueden observar a simple vista estrellas de magnitud 7,8 e incluso 9.
Se pueden destacar los siguientes datos históricos de anomalías climatológicas y sísmicas: La Baja Cerdaña es una zona que presenta una gran variedad natural y se pueden encontrar en la llanura del valle del Segre conviviendo con los prados rurales, desde especies típicas de la fauna ártica hasta las propias de zonas áridas.
En las partes altas de la zona del Cadí, se encuentran el pino negro (Pinus uncinata), el abeto (Abies alba) y el abedul (Betula pendula) con los matorrales de retama (Calicotome spinosa), gayuba (Arctostaphylos uva-ursi), enebro (Juniperus communis), rododendro (Rhododendron ferrugineum), retama de olor (Spartium junceum) y la genciana (Gentiana lutea).
La Cerdaña tiene una gran variedad de setas comestibles como níscalos, hongos blancos, rebozuelo, colmenillas.
[9][12] La nutria se encuentra en algunos puntos de los ríos, como el trintón pirenaico, la rana roja y el sapo.
Las cuevas se emplearon para enterrar y como lugar de almacenamiento o hábitat temporal.
Hacia el año siglo XI a. C. llegaron los iberos, que edificaron poblados de nueva planta según un urbanismo preconcebido, por ejemplo en Bolvir, y dieron a conocer la escritura y el torno de alfarero.
En el siglo I a. C., Iulia Lybica, la actual Llivia, fue un centro romano muy importante empleado para actividades militares y capital del territorio.
Documentos escritos en los siglos VII y VIII recuerdan la existencia del castillo de Llivia, que fue reconstruido en el siglo XI, y al acabar la guerra civil catalana contra Juan II, el rey francés, Luis XI, hizo destruir la fortaleza en 1479.
Los monarcas que le sucedieron crearon la Marca Hispánica en los territorios de la Cataluña Vieja desde el Rosellón a Barcelona, dividiéndola en condados.
El año 815 el conde Frèdol hizo donación al monasterio de San Saturnino de Tabérnolas del primer monasterio construido en la Baja Cerdaña dedicado a Sant Esteve y Sant Hilari d'Umfred.
El rey Luis el Piadoso cedió los condados de Cerdaña, Urgel y Conflent a Sunifredo I el año 834.
A la muerte del rey Jaime I (1276) la Cerdaña pasó al reino de Mallorca, desde 1276 hasta el 1344, cuando regresó nuevamente a la Corona de Aragón, bajo el rey Pedro el Ceremonioso.
La Cerdaña quedó así partida en casi dos mitades y la villa de Llivia pasó a ser un enclave español en territorio francés por decisión propia.
La Cerdaña volvió a ser ocupada militarmente por Francia, casi de forma continua, hasta 1721.
La invasión napoleónica durante la Guerra de la Independencia Española de 1812 dividió Cataluña en cuatro departamentos: El general francés Decauen envió tropas para ocupar la Cerdaña que había quedado dentro del departamento del Segre hasta que abandonaron la zona en 1814.
La guerra Civil (1936–1939) provocó, también en la Baja Cerdaña, una gran destrucción del patrimonio histórico-artístico, con graves daños en las iglesias.
Existen datos de su explotación en 890 en Baltarga, en el año 1103 en Alp, en 1198 en Montellà, en 1318 en Olopte y en 1406 en Talló.
Han sido declaradas —como todo el arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica— Patrimonio Mundial por la Unesco desde el año 1998.
El arte por excelencia de la Cerdaña se realizó en la época románica y principalmente en la arquitectura religiosa.
[26] En los siglos X–XI, empezaron a edificarse iglesias de características simples y dimensiones reducidas.
El castillo de Llivia y Sant Martí dels Castells son los más representativos.
[28] Los retablos barrocos proliferaron bastante en toda la zona, en general para cubrir el espacio del altar mayor sobre el ábside.
La strata Ceretana construida en tiempos de los romanos hacia el 250 a. C., fue nombrada Vía Francisca Superior, en la Edad Media fue ruta secundaria del peregrinaje a Santiago, desde el siglo XIII hasta el XIX se llamó camino real y ha quedado simplemente como carretera vieja, cruza el valle siguiendo una línea casi en paralelo con el río Segre.
El excursionismo, la escalada, el alpinismo, el ciclismo de montaña y el vuelo deportivo tienen grandes posibilidades en toda la Baja Cerdaña.