La obra fue realizada por Miguel Ángel en su primer viaje el año 1496 a Roma, el encuentro en esta ciudad con la escultura antigua debió de inspirarle para la ejecución del Baco que muestra una clara tendencia, a una interpretación de las obras, que en aquel momento, se estaban descubriendo por medio de las excavaciones en Roma.
En este sentido la describe Ascanio Condivi: Esta obra es claramente la primera gran obra maestra de Miguel Ángel, donde se muestra la característica constante de la sexualidad en su escultura, que simboliza el espíritu del hedonismo clásico que Savonarola y sus seguidores estaban dispuestos a suprimir de Florencia.
Muestra también esta escultura la característica constante en la obra del artista, de evocar la sexualidad, de forma andrógina, como la misma naturaleza del dios en la antigüedad que era ambigua y misteriosa.
En el dibujo se apreciaba la falta de su mano derecha, posteriormente restaurada.
Más tarde fue adquirida por Francisco I de Médici en 1572 hasta su paso al Palacio Bargello en 1873.