BMW 507

Hoffman fue capaz de convencer a BMW para fabricar un deportivo que mostrase al mundo sus capacidades, un rival adecuado para el Mercedes-Benz 300 SL.

La carrocería del BMW 507 fue diseñada por el conde Albrecht von Goertz, que dibujó las elegantes líneas de un roadster con dos puertas y dos plazas.

Sobre él se asentaban la suspensión delantera independiente y la trasera de eje rígido.

Este alto precio provocó que la producción del modelo fuese muy inferior a la planeada, llevando a BMW al borde de la bancarrota, dado que acababa perdiendo dinero con cada unidad producida.

Posteriormente, al volver a los Estados Unidos, en 1960, se llevó consigo el coche pero lo vendió ese mismo año.

Interior de un BMW 507.