[1] Como circulara esta versión y generara una polémica histórica en 1897, Rufino José Cuervo trató el asunto con su amigo Aurelio París, quien le manifestó la imposibilidad de que hubiera ocurrido tan bochornoso evento, pues en el momento de esa elección presidencial se encontraba en Europa.
Como no se llevara a cabo dicha empresa, el gobierno del general Tomás Cipriano de Mosquera asignó la laguna como baldíos a los próceres Francisco Urdaneta, Valerio Barriga y Joaquín París (el último hermano de José Ignacio), quienes vendieron sus derechos al señor Camilo Sarmiento.
Al morir Saravia, Aurelio París le compró a su viuda la laguna que había sido propiedad de su primo hermano.
Pues, señor amigo, principió don Aurelio, yo no olvido los grandes servicios que usted me prestó en cierta ocasión, y vengo... Aquí le interrumpió el Gerente: Pues, señor París, nosotros tuvimos mucho gusto en atender a usted entonces; pero los tiempos han cambiado; el banco está en dificultades ahora; ha tenido que reducir sus operaciones, no podríamos ser tan amplios como en aquella ocasión... usted dispensará.
No tenga usted cuidado, señor Gerente; me doy cuenta cabal de la situación.
Ocasionalmente figura un Jerónimo París que se presume hijo de Aurelio pero del cual no existen datos concretos.