Guillermo París Sanz de Santamaría

Fueron padres de María Cristina, Adela, Jorge, Guillermo y Enrique París Frade.

Luego del frustrado intento que habían adelantado con su empresa el general Francisco de Paula Santander, José Miguel Pey, Bruno Espinosa y los hermanos Pedro y Miguel Tovar; Guillermo París Sanz de Santamaría constituyó en 1856 una sociedad dedicada a desaguar la Laguna de Siecha, con el fin de extraer los tesoros que distintas leyendas referían que se hallaban en el fondo del agua.

Por tal motivo, arriesgó su capital e importó cuatro de los ómnibuses producidos en la fábrica John Stephenson Company en Nueva York,[2]​ para iniciar la primera empresa seria de carruajes en Bogotá.

[2]​ Previo a la iniciativa de París, el general José María Gaitán Rodríguez había ensayado el sistema de transporte mediante tres ejemplares sencillos,[3]​ lo que le permitió a Guillermo París concluir que el servicio público exigía ómnibuses con las mejores condiciones posibles; llegando a ser los 'Azucena', 'No me olvides', 'Rosita' y 'Trinitaria' los de más altas especificaciones en decoración, espejos y linternas; siendo su entrada en operación la que generalizó el uso de coches en Bogotá, ciudad que según Isidoro Laverde, había sido hasta entonces un municipio ajeno a todo ruido, cuyas calles empedradas estaban cubiertas de yerba y por las que circulaban apenas los coches del Arzobispo, el Virrey y uno que otro empresario o gobernante.

Si por alguna circunstancia no pudiere despacharse el carruaje, habiendo uno o dos puestos tomados, estos serán reemplazados con buenos caballos.

[5]​ Cubierta la ruta de transporte, que cobraba inicialmente 12 reales por pasajero, don Guillermo París estableció un hotel que denominó "De Francia" pero era popularmente conocido como Los Manzanos por estar ubicado en el sitio de ese nombre, y se le describió por cómodo y bien servido dando allí un descanso confortable a los pasajeros procedentes del río Magdalena.

y llegaba a Los Manzanos a las 5 p.m.»[6]​ Un interesante relato de un explorador extranjero, rescatado por José Caicedo Rojas, detalló su experiencia del viaje en ómnibus hasta Los Manzanos: Animación y movimiento en la Plazuela de San Victorino.

Este fortalecimiento popularizó la costumbre, entre los bogotanos más pudientes, de hacer el week-end en Los Manzanos.