Aurèlia Muñoz Ventura
Fue, también, una gran defensora del arte y la artesanía en igual medida, consiguiendo en su obra una simbiosis entre ambas.[1] Nacida en Barcelona en 1926, estudió en el Instituto Montserrat, escuela que seguía el método Montessori, donde comenzó ya a trabajar con las manos y ordenar el espacio.Elaboró estandartes, indumentarias, grandes cilindros y piezas transformables, empleando cuerdas de sisal.A partir de 1958, sin embargo, decidió experimentar con otras técnicas que la llevaron al campo textil, tras probar con otros soportes como la terracota o la serigrafía.[1] Hacia 1960 la artista decidió pintar sobre una arpillera, lo cual supuso el inicio de su familiaridad con el mundo textil.En este momento el dibujo y las acuarelas siguen teniendo una gran importancia en su obra, ya que los utiliza como base para los bordados.Obtiene el motivo, lo recorre con tinta china, lo fotografía y lo proyecta para hacer el tapiz, demostrando un gran interés por el cambio de escala.Durante estos años, Muñoz desarrolla su lenguaje iniciado en la década anterior con respecto a la materia, el volumen y el espacio.La artista pretende hacer con sus tapices un arte integral y autónomo, que reflexione sobre sí mismo.