La conversión contraria se realiza mediante un altavoz —también llamado bocina o altoparlante en algunos países latinoamericanos, por traducción directa del inglés loudspeaker—, que convierte las señales eléctricas en ondas de presión de aire.Así, por ejemplo, una señal que represente voz humana (señal vocal) no suele tener información relevante más allá de los 10 kHz, y de hecho en telefonía fija se toman solamente los primeros 3,8 kHz.Con 2 kHz basta para que la voz sea comprensible, pero no para reconocer al hablante.La reproducción analógica de sonido es el proceso inverso, en el que un altavoz causa cambios en la presión del aire de su entorno formando ondas acústicas siguiendo los patrones físicos o magnéticos grabados en el soporte fuente.La transformación digital implica una pérdida de fidelidad respecto a la señal analógica considerada continua.