Atentado de Enpetrol

La ciudadanía, que se congregó en multitudinarias protestas inéditas en Tarragona, ejerció una presión que resultó en un esfuerzo institucional y privado para fortalecer el nivel de seguridad de las instalaciones y, en general, del territorio limítrofe.[4]​ En cuanto al grupo vasco, la situación bélica se había agravado para forzar las negociaciones con el gobierno español, y los atentados masivos e indiscriminados hacia la ciudadanía se constituyeron como precedente dentro del rango de violencia que la organización había mostrado hasta aquel entonces.[10]​ Fuentes oficiales revelaron que con estos explosivos se podrían haber fabricado hasta 6 coches bomba y que la intención del grupo era proyectar varios ataques al litoral catalán durante el mes de julio.[11]​ En cuanto a ataques terroristas contra instalaciones petrolíferas o gasísticas en el ámbito español, hasta el 1987 se habían contabilizado 3 antecedentes.[9]​ Pero este no acabaría siendo el único ataque hacia el complejo industrial tarraconense.Se aislaron todos los puntos de emergencia y bloquear todas las válvulas del rack, y el día 13 se realizaron dos purgas; un proceso consistente al inyectar nitrógeno procedente de la empresa vecina Messer a las cañerías para arrastrar los gases restantes en el interior.[19]​ La metodología que se siguió —y perduró hasta el final del incendio— fue dejar quemar los gases escapados y mantener las llamas, mientras que, paralelamente, se procedió a refrigerar todas las conducciones con espuma a presión.[20]​ En aquel momento, el director del complejo, Lluís Armet Obach (y que una década antes había sido responsable de la construcción del mismo) se encontraba viajando en tren hacia Madrid y tuvo que precipitar su retorno en Tarragona.En palabras del alcalde, «el que falló no fue el PLASEQTA, sino los responsables de la empresa».El episodio más crítico se dio en la Universidad Laboral de Tarragona (actual Complejo Educativo de Tarragona), muy próxima al lugar del ataque, y donde se produjo la fuga apresurada de unos 700 alumnos internos, que marcharon asustados por la autovía y la playa en dirección a la Pineda, núcleo habitado más cercano.[20]​ Hacia las 3 de la madrugada serían realojados en hoteles y en la ciudad residencial del municipio.[2]​ En general, se calcula que unos 20 000 tarraconenses huyeron aquella noche —en coche o a pie— atemorizados por la dimensión de la situación.[15]​ Aquella misma tarde, el representante del gobierno catalán explicaba las particularidades de los hechos sin acceder a reconocer la autoría terrorista, y el entonces Ministerio de Cultura y Portavoz del Gobierno españoles Javier Solana exponía los firmes indicios que las explosiones hubieran sido producidas por un artefacto.Finalmente, fue el mismo Valero quién explicó que había sido consecuencia de una bomba.[15]​ Dos días después, estas reticencias quedaron completamente disipadas en el momento en el que la banda armada envió varios comunicados a los medios de comunicación del País Vasco, en los que se ratificaba el comando barcelonés como responsable.[25]​ El atentado al rack pasaba, pues, a ser oficialmente considerado el primero de ETA en Tarragona y el segundo en una instalación industrial en Cataluña.Comisiones Obreras, por su parte, reclamó una revisión de las instalaciones e información pública sobre las actividades y los productos realizados por el sector.Recasens invitó a todos los partidos políticos excepto los que habían apoyado a Herri Batasuna las pasadas elecciones, el que supuso la presencia de AP, CiU, CDS, ENE, ERC, PCC, PSC y PSUC.Fue debido a las discrepancias entre los convocantes sobre la necesidad que la pancarta que abría la manifestación hiciese referencia a la reclamación de mayor seguridad al complejo petroquímico aparte de condenar el ataque terrorista.Por último, la escritora tarraconense Olga Xirinacs leyó una proclama — escrita por ella misma y una comisión de los partidos políticos — que fue fuertemente aplaudida por todos los presentes:[30]​[31]​[32]​[35]​ En cuanto al capítulo humano no hubo ningún muerto como consecuencia del atentado.[24]​ Durante las primeras horas después del siniestro se reportaron varios casos de desmayos y vómitos entre los ciudadanos que huyeron masivamente de la ciudad a pie y campo a través.[9]​ Aquellas que quedaron paralizadas desde la misma noche del accidente fueron las que recibían etileno y propileno directamente de Enpetrol: Dow Chemical Company, Taqsa, Nueva Alcudia y Aiscondel.De manera parcial, por su parte, siguieron en marcha Butano, Campsa, BASF y Hoech.[12]​ Las infraestructuras de transporte más cercanas a la zona atentada sufrieron cortes y afectaciones.En aquel momento supuso la primera resolución de un vacío legal en este aspecto; sería el precedente de la Directiva Seveso en España, la cual ya se estaba aplicando en el marco europeo desde el año 1982 y obligaba a las industrias que trabajaban con sustancias altamente tóxicas a informar exhaustivamente a las autoridades sobre los productos manipulados.
Plaza Imperial Tàrraco, espacio en que se concentraron buena parte de las protestas vecinales.